septiembre 13, 2010

Lo oculto y lo encerrado

La celda de metal y la hora de la muerte es el dulce sabor de la melancolía a través de las sombras. No saben bien, son amargas, ácidas y ruidosas. La depravación lo persigue ¿cómo llegó ahí? ¡Depravación, depravación en las cárceles de la Inquisición! Y los curas, oh, sodimía y pederastia dentro, muy dentro de los sacerdotes de Dios quienes detrás de las celdas en sus sombras creen estar ocultos de Su mirada. Pero no, ¡no! Hay uno que mira, aquel que con sus dedos repasa la Melodía del Diablo. Y es venganza, es dolor, ¡es melancolía! Melancolía detrás de una celda injusta, de un encierro injusto. Observa su último plato, quien lo invita a probar sus amargas ácidas y ruidosas formas. Y el último plato que también será de ellos, una comida infernal.

2 comentarios:

  1. Muy bello!!

    Me agrado Andres, bien logrados las expresiones del emocionar, del sentir y el sufrir. :D

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