diciembre 12, 2010

El Bosque de los Autores

 Risas de niños entre las hojas del bosque, que giran a la velocidad de sus pasos al correr, lo críos que juegan felices en su vida, sin preocupaciones adultas. Sin deudas, sin dolor ni sufrimiento. Son felices en el día de primavera de su infancia, los mira su niñera, su joven diosa que los protege de todo, como la misma tierra que pisan. Son los futuros personajes que algún día poblarán las historias que os divertirán, naciendo en vida a través del bosque de los autores. Y su niñera, la joven musa, cariñosamente los observa jugar, pelearse, comer, reír y sentir en la tierra suave, bajo las hojas y la tenue luz del día.
 Ella espera al sátiro, el joven que viene a conquistarla cada día en el bosque, mientras los niños juegan. El adolescente, joven y popular, el más guapo de todos, llega tranquilo y animado. Ambos, la musa y el joven disfrutan de una tarde irresponsable, mientras los niños sufren accidentes tontos de niños normales, se caen, se raspillan, pero siguen jugando. Lo intenta una y otra vez, una lección que recordarán siempre mientras sean los personajes de sus vidas, no se rendirán ante nada. Ni nadie. La musa y el sátiro se besan, bajo el sauce en la orilla del río, los niños los ven escondidos, las niñas se ilusionan, los hombres se asquean. Viven sus días apacibles, antes de crecer.
 Si aluna vez quieres verlos basta con que los encuentres ahí, están para ti, joven lector, y si hoy no los alcanzas, inténtalo otro día una vez más.

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