agosto 07, 2011

Geografía brumosa

 En desmedro de la narración, me dedicaré a describir lo que “he visto” sobre lo que hay  en este mundo. Desde el Gran Océano al oeste, existe una pequeña cordillera que da abrigo a pequeños villorrios costeros que se alimentan de la pesca, algunos más pobres que otros. Hacia el este se extiende un largo valle limitado por la Gran Cordillera al mismo este. De norte a sur, este valle tiene diferentes ambientes. Al norte es seco y desértico. Hacia el sur se vuelve fértil, y mientras más septentrional, más frío, hasta que la tierra se deshace en miles de islas. Hacia el otro lado de la Gran Cordillera está una amplia planicie desconocida, fría e infértil.
 La niebla lo cubre todo, excepto por ciertos sectores libres y aquellos donde el agua habita. Hacia las tierras altas y desérticas la niebla no llega; aunque bien allí no queda nadie, salvo animales y aquellos escondidos y fantasmales.
 En el valle hacia el sur mucha gente habita en pequeñas villas desperdigadas, gobernadas por distintos caudillos, algunos más malvados que otros. De los cuales muchos son poderosos brujos, algunos gobiernan con mano dura y maltratando a su gente; allí es donde la niebla es más densa, y su fauna tiende a ser más salvaje, allí suelen ocurrir sucesos extraños. Corren extrañas historias entre las personas.


 Sobre otros seres distintos a los humanos, como secretamente hemos encontrado…, lo siento, no fue mi intención mencionarlo. Como decía, afuera supongo que existen, no obstante no los encontré y menos los busqué, si bien existen numerosas historias y rumores sobre extrañas criaturas y espíritus.
 De ves en cuando uno se puede encontrar con ruinas de tiempos pretéritos, de extrañas y antiguas ciudades, aunque ya tan sólo queda el recuerdo. Algunos pueblos se han emplazado en aquellas ruinas. Saliendo de las tierras desérticas, en su límite sur, existe un amplio valle circular donde una gran extensión de este está cubierta por este tipo de ruinas.
 Eso, señor, es por cuanto he visto en los terrenos exteriores, sobre  mi viaje…
...y ¡oh! Su majestad, ¡jaja! Olvidé referirme a las dificultades lingüísticas que tuve. Si bien en la mayoría de los pueblos me entendía bien, solía encontrar palabras y formas gramaticales extrañas, sobre las cuales conversé con un sabio de un pueblo libre (Rocío)… en otros pueblos hacerme entender fue muy difícil, como si hablaran una extraña lengua que no pude traducir, excepto por ciertas palabras parecidas…

-Extracto del informe de un explorador enviado por Su Majestad el día…

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