Aún se mantenía en el
aire el eco, el rumor de las olas que enfurecidas devoraron el bosque aledaño
al mar. El olor a sal inundaba cada hoja, cada grano de tierra muerta. Pero yo
vi a lo lejos, la joya resplandecer entre los restos mortales de una villa
cercana. Mi nombre es Tulce, hija lejana de la familia de los Noldor. He
recuperado lo que por derecho nos pertenece. No temo a la furia de días
antiguos, ya que estoy cumpliendo nuestro juramento. Lo cual nos lleva
irremediablemente al final de todas las cosas.
Soy la hechicera de los bosques; por donde piso, la tierra
se ilumina y las flores brotan. Pero hay un oscuro pasado que ha sido creado
durante milenios. No me acobardan las fatigas, porque soy descendiente de
Fëanor, el malhadado.
Ahora junto entre mis manos el Silmaril, que
traspasa mi carne como llama súbita, como fuego fatuo, y quema mis entrañas
como si radiara ira infinita por la sangre hermana derramada, por las
maldiciones conjuradas. Debo proteger esta joya contra todo quien ose llegar a
mí. Ni la ira de Ossë, ni los brujos alimentados por males peores que los de
Morgoth me amedrentan.
Continúo mi oscuro
hado hacia la perdición. Magia arcana, ayúdame. Señores de Valinor, protéjanme.
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