enero 14, 2012

Ardiendo

Nacido de los conflictos internos, muerto en el vacío, inundado en el deseo de mi revolución humana. Atrapado y perdido, sin poder salir de esta casa en llamas, anonadado en el sentido indeterminado que toma mi vida.
 Atrapado, acosado, enclaustrado, en una mente que no es mía, en unas circunstancias ajenas. Abatido y criado a imagen y semejanza de la coyuntura, perdido en la casa en llamas, a punto de caer en cualquier vicio y cualquier imprecisión.
 Arden los cimientos, arden los fantasmas de los rincones obscuros. Arden, en el deseo eterno de mi revolución humana. Quema, la cruel herida que no deja respirar. Vuelve cenizas el mundo, para moldearlo en barro, para crearlo a la imagen del paisaje en la ventana ahumada, de la casa en llamas, el último aliento antes de terminar.
 ¿Cuánto tiempo podré aguantar la respiración? ¿Cuánto tiempo aguantará mi piel el calor de las llamas? Al final, nunca vino el hombre a sacarme de la casa en llamas. Mi revolución humana recién comienza; dentro de la meditación.