julio 27, 2011

Onírico

Dormí plácidamente aquel día
-Eso es mentira
Soñé genial y surrealistamente
-Sí, tal vez
Crucé el universo sobre mi alma
-No, no existen ni el alma ni el universo
Llegué a sentir lo que siempre quise sentir
-¿Dolor?
Entré en aquella casa
-Tu mente
Y encontré esa habitación
-Lo oculto
Abrí la puerta
-Mi puerta
Y lo encontré a él
-A mí
¿Quién eres? Le pregunté
-Soy tú, mi peor pesadilla. Soy X.
¿Por qué eres así?
-¿Quién más podría serlo?
Deseé que se fuera
-Pero eso jamás funcionará
Y así desperté al siguiente día
-…

julio 20, 2011

Meteorología del Caos

 Llueve sobre la ciudad, ácido líquido que corroe el asfalto. Está en la lluvia la frustración, se agota en cada gota caída para deshacerse violentamente. Nueva nieve cae como nunca sobre las calles. El frío congela nuestros pensamientos, el frío hace más llevadero el calor interno, el sentimiento que se desborda. Y ahora arriba quemando el sol, más ardiente que mil hogueras, fríe nuestra alma en los tejados, ¡la ciudad desaparece bajo la meteorología del caos! El final catastrófico de la educación. Vienen las olas, vienen los vientos, ¡se acercan sin demora! ¡Era tan hermoso! ¡Era tan hermoso nuestro sueño! Se acerca el cambio, lo siento bajo mis pies; el hormigón tiembla, la madera cede, contra el agua no hay fuerza humana capaz de, contra el viento no hay fuerza mecánica capaz de, resistir fue sólo la tentación de la razón. Las nubes han terminado. Llueve tranquilamente sobre los restos y la brisa de nuevo es amable. Ya no hay nada que quede por destruir. ¿De quién fue el caos? ¿Quién lo invocó? Seamos nosotros los destructores, seamos nosotros los constructores.

julio 08, 2011

Devorador de estrellas

Devorador de estrellas, ¡caníbal estelar! Nos atraes a tu luz, devoras, comes, explota. ¿Cuántos mundos destruyes, cuantas vidas aniquilas? Tu ambición no tiene límites, sólo eres la luz cegadora a través de las cámaras. Lejos, muy lejos, puedo verte atraer a tu frágil cuerpo a seres más grandes. ¡Caníbal! ¡Desperdicio de un ayer más brillante! ¿Qué más quieres consumir? En el frío del espacio, tu codicia hiela mi sangre, has destruido una estrella por el gusto de ver materia estelar luchar por sobrevivir.

julio 01, 2011

La verdadera historia del Hombre de Fuego

 Lentamente en su silla de ruedas, el hombre de fuego, aquel anciano bombero, se arrastraba por la sala deprimente, esa desastrosa sala dónde todos los viejos abandonados esperan su final mirando el otoño por la ventana. Un hombre que vio su vida quebrarse a pedazos, partes convertidas en desastre, y amores que murieron hace cierta cantidad de tiempo que el Alzheimer no puede ubicar.  El hombre de fuego sonríe, su hija atraviesa la puerta y camina hacia él.
-¡Hija! ¿Cómo estas? -se adelantó él, con voz quebrada.
-Aquí, sigo trabajando, cansada ¿y tú?- disimuló ella.
-Contando los años –y trató de reír.
 Un silencio se tomó el espacio entre ambos. Un abismo. Ella solía decir que los años felices habían terminado aquel día en que ambos murieron. Su madre, y la salud mental de su padre, el hombre de fuego. Y de sus ojos brotaron lágrimas, rodaron, aplacando las llamas de su piel, sus arrugas, como ríos, arrastraban la tristeza y las disculpas.
-Hija perdóname, yo no quise hacer nada de lo que hice.
-¡Pero papá! ¡Casi matas a tu nieta! ¡A mi hija!
-Pero es que...
-Papá, en realidad, no puedo perdonarte por algo así.
-Tú no entiendes, no eres capaz de ver la verdad. ¡La verdad de toda este complot!
-¿Pero de qué hablas?
-Hablo de… todo comenzó aquella noche…