mayo 15, 2010

Pesadilla

Como los sueños, las naves espaciales solían despegar de noche, en Sueño; la gente dormía en un sueño despierto como a las naves destruían las nubes, horadaban el cielo y quemaban una por una cada estrella del firmamento. Sin embargo hay misiones que jamás se pudieron olvidar, cubiertas en un enigma y un misterio superiores a sus conciencias; y hasta el día de la muerte de sus memorias, los habitantes de Sueño jamás pudieron entender lo que había sucedido.
 En la misma órbita de Sueño, un planeta hermano flotaba en el espacio, azul como un eterno corazón compasivo, profundo como los mismos abismos mortales, de doble cara y provocadora de muertes y traiciones, manipuladora. La compañía se despidió de su tierra desde la ventana de la escotilla, el cielo negro nocturno los envolvía, dónde la única iluminación era el fuego de los vehementes motores. Un mes para alcanzar el planeta oscuro, la Roca sin Nombre, falsa, una pésima copia de ellos. Acercándose veían la esfera vacía de tierra, una triste lágrima condenada a evaporarse con el calor del sol. Rozar la atmósfera con los dedos, cada movimiento calculado en el ingreso al planeta. Una pequeña isla, rodeada de azulado mar penumbroso; en aquel lugar sin nada excepto tierra desnuda la nave se posó, sin novedad y sin aviso.
 Estéril isla del mar de las desgracias, vacía de recuerdos, rodeada de sueños tenebrosos. Los cosmonautas comenzaron a trabajar. Tubos, frascos, cápsulas llenadas de tierra y aire. Faltaba el agua. Nadie se atrevía. “Vamos, ¿Qué sucede? Son Cosmonautas de Sueño, ¡valor!” Nadie se movió. “Está bien” dijo el capitán “Iré yo…”.
 Pero el Mar de marcados rasgos como líneas dibujadas con carbón, tenebroso boceto de malos augurios, el Mar azotado por los sueños de extrañas criaturas de malos sentimientos, tentáculos de locura que se aferran a ellos, sin ojos abiertos ininteligibles que los miran sin expresión, dominándolos, sometiendo sus recuerdos, robando, violando, desangrando y destruyendo lo que les quedaba de voluntad.
 Sueños muertos y desmembrados.
 Excepto por uno. Uno que expulsó todo su ser, brilló dentro del mar, sumergido, comatoso violento torrente de esperanza, como un barco bendecido por los antiguos maestros. Los recuerdos no mueren dentro de los sueños, entonces,  inmolar tus sueños y sobrevivir.
 Un cosmonauta yace en la playa de una isla estéril. Hay cadáveres a su alrededor. En la cámara de su casco hay algunos fragmentos grabados, pero son incomprensibles. Luego de un tiempo despierta, apenas comprendiendo lo que sucede, casi mecánico toma a sus compañeros y los mete dentro de la nave. Enciende el piloto automático devuelta a casa. Un mes más para regresar a Sueño. Rozar la atmósfera con los dedos, en un movimiento no tan bien calculado. Sin embargo, la máquina era perfecta. Llovía, pero la nave se incendiaba luego de un mal ingreso al planeta. Era un suicidio por fuego bajo la lluvia. Los técnicos sacaron al cosmonauta sobreviviente, sin embargo sus graves heridas tomaron lo que quedaba de él. Y un planeta entero se preguntó en silencio que había sucedido, mas todas las respuestas eran ilusorias, hipócritas y patéticas. Nada tenía sentido. Y los ojos y tentáculos que se alcanzaban a vislumbrar no se nombraban, era tenebroso e infundía temor. No existían.
 Así, la Roca sin Nombre quedó vedada. Pasaría mucho tiempo antes de que los sueños fueran soñados en aquel lugar, mientras el resto de las esferas flotantes eran fecundadas con la sutil semilla de los Cosmonautas de Sueño. 

mayo 07, 2010

Discurso

-¡Diremos adiós en los mejores momentos! Los nuevos términos de nuestra existencia se vuelven tan efímeros como eternos en los tristes y sutiles movimientos espaciales. Sin miedo enfrentaremos el impacto, como el viento choca con la montaña, como la nube se deshace en el cielo. ¡Las estrellas serán ruidosos testigos, nos iluminarán con sus sueños!  ¡Sueño jamás morirá, si aún en el momento de la muerte seguimos soñando! Renaceremos, algún día, cuando la oscuridad vuelva a impactar a las rocas flotantes en el oscuro manto infinito de las estrellas…

Discurso pronunciado por el Señor Oloarato a los habitantes del planeta Sueño, el 6ΩΞΔί.

mayo 06, 2010

Eclipse

 Las calles se vacían mientras la Roca sin Nombre obscurece el sol. En Sueño la gente le teme a la oscuridad. En la oscuridad los edificios desaparecen, el cielo se nubla y las mentiras se escapan de control. La sutil lluvia que baña la ciudad resalta el asfalto, refleja el cielo ennegrecido por las tormentas descontroladas, la locura elogiada de un sueño desatado. El planea Sueño se sumerge en la desesperanza de sus últimos días. Aún así, un hombre tiene esperanza en medio de la calle, en medio de la larga noche, de frente al frío de la intemperie; ese hombre se atreve a soñar. En Sueño, la nueva versión de un hombre ha nacido.