junio 27, 2011

Rahula

Rahula, ser que aún no existes y que modificas mi mundo. ¿de dónde vienes? ¿de mi sangre, de mi vientre, de mi germen? No estás y eres un contratiempo, Rahula, me asustas. Te temo, y aún no existes. Dudo de mi bondad, dudo de mi pensamiento, ¿por qué me asustas así? Soy malvado, soy egoísta, soy un ser despreciable. Te odio, Rahula, odio tu inexistencia. Odio tu posibilidad de arruinarlo todo, tu intención de destruirlo todo, de matarme. Te traigo terror, quiero verte muerto antes de nacer, prefiero ver mis manos cubiertas de sangre, te temo Rahula, ¡te detesto! No quiero que mueras, deseo que desaparezcas, deseo que esto nunca hubiera pasado. Deseo que la sangre corra como siempre. ¿Por qué tuvimos que equivocarnos? Rahula, tú no tienes la culpa, todo es por nosotros. Perdóname.

junio 23, 2011

Soñar que dormimos juntos

 Un deseo que pronuncias en las tierras mancilladas por la ciudad, un deseo que conjuro inmerso en la niebla fría de otra ciudad distante. Debajo de las sábanas, las caricias, aunque lejanas, son tan reales como el calor llenando el vacío, como el frío fuera de los límites de nuestra cama. Dormir, el sueño se construye de cálidos deseos matizados, ternura y pasión. Cobijados en suaves campos blancos, acostados en el reino inexistente, soñando que dormimos juntos; estiramos nuestros brazos, un abrazo invisible, el calor impalpable de tu cabeza sobre mi hombro, de mis brazos rodeando tu cuerpo. Nos sumergimos detrás de las sábanas para caer en el sueño deseado, hormonalmente conjurado luego de un beso tiernamente entregado. Soy tuyo, eres mía, a kilómetros de distancia, soñando que dormimos juntos.

junio 19, 2011

Aniquilación

 La guerra es abajo, como en el cielo claro se refleja la sangre derramada, la locura desatada. Hace tiempo la humanidad desató las historias de toda su vida, para ocultar la existencia, y perderse antes que enfrentarse. Ahora el complejo de Casandra es la triste premonición de la Bestia que se acerca, la más oscura de todas las soñadas. Viene acompañada de los muertos sometidos a su voluntad, dispuestos a esclavizarnos, otro una vez más. Y Casandra, desde un alto edificio de hormigón espera a Cthulhu, abajo sus caballeros y el resto de la humanidad resiste.
 El planeta muere en cada respiro, la pestilencia se acerca.
 ¿Podemos cambiar el futuro? ¿Podemos cambiar lo que hemos hecho?
 Los muertos despedazan, atacan, ¡pero ellos siguen en pie! Son cadáveres en movimiento de humanos que no hicieron mucho en sus vidas, Generaciones y generaciones muriendo, Pero se levantan las manos que una vez estuvieron atadas, sus ojos están libres, presencian su verdad una vez más sin tiene miedo. Los caballeros de Casandra blanden sus líquidas espadas, los demás con lo que tuvieran en sus manos. Ya no eran vaqueros del Lejano Oeste, ni generales Nazis en la guerra, eran los reales combatientes, una vez más y para siempre. Y la muerte los reclamaba. Resistir, y resistir…
 Pero, pero, ¡ahí viene! El cielo se tapa con su aliento antiguo, las nubes apestan a su olor. La humanidad debe sobrevivir. Su porte es el de diez mil rascacielos, sus alas y sus tentáculos se expanden y arrasan, devoran, vomitan, esclavizan. Reducen tu cordura a su más mínima expresión. Aniquila la ciudad. Y nadie, nada más queda. En su camino empero, está Casandra. Diez docenas y mil millones han muerto. Se acerca. Y ella prepara su arco. Cthulhu es soñar ocultar en la niebla de los tiempos destruidos por las memorias y las leyendas desatadas esconder se nos volvimos lo llamamos y viene por nosotros. Mi sangre, tu sangre devorar, ¡Aniquilarnos!
-Pero, pensamos más. Y no nos rendimos. Hasta la locura puede pasar –pensó Casandra. Su vestido se agitaba con el viento de los diez mil demonios. Sus tentáculos se acercan. Hay una ciudad en ruinas ardiendo. Su boca a otra dimensión se está abriendo, Y Casandra apunta su flecha.
-Pero nosotros no nos rendimos. Elegimos, quedarnos…
 Viene hacia ella
 Y ya, ella no está presente. Ya no sufría ni de amor ni de pena. Tampoco hay felicidad. Se ha liberado de todo horror, encarando a la muerte y a la locura. Como los cinco años que ha estado en eso.
 La gran y terrible última fantasía se precipita sobre ella. El ser multidimensional cae con su enorme peso, como si la las almas devoradas lo hicieran pesar más. Y Casandra no duda, no duda, no duda…
 Por años hemos estado atrapados, mil veces ¡desde que nacimos! ¡Y no dudaré, no dudaré!
 Cthulhu ataca, su último canto de muerte. Pero ella dispara, y la flecha existe en el aire, resiste, destruye y carcome a la pesadilla. Y la atraviesa hacia la luz sola y se derrumba en un estallido de mil noches.
- Y aquí estoy, encarando a la muerte una vez más. Pero esto es un nuevo paso. Nada más.
 Y la explosión destruye toda la ciudad. Casandra cumplió su fantasía en su sueño, y así despertó. Para nunca más volver a hacerlo. La Muerte se ríe en las sombras.
  Muchos murieron, y la razón trató de triunfar en un mar de razones desatadas sobre nuestra naturaleza de seres humanos, simples humanos, y nada más. No muchos quedaron, pero era suficiente para alimentar los hornos del infierno una vez más. Y los humanos que quedaban se veían más fuertes. Seguramente jamás volverían aquí y el infierno se apagará por fin. Cthulhu ha desaparecido. Los muertos ya se han ido. Sólo los vivos quedan.
 Después de descansar, los vivos se dispusieron a trabajar, las ruinas recrean.

junio 17, 2011

Y los muertos se acercaban

 Y los muertos se acercaban ¿oyen sus gemidos?
 Y las bestias de los abismos caminaban sobre las tierra (se oyen sus crujidos).
 Y los señores de la oscuridad azotaban las sombras otra vez. La locura avanzaba con paso redoblado, dispuesta a someter nuestra voluntad.

El Caballero de la Espada, aquella que brillaba a la luz de los últimos rayos de la luna, declaraba su discurso a sus pies el mundo, en el albor de una gran batalla. Una ciudad casi abandonada, gente que había huido pidiendo por una vida más. Él arriba de unos techos, miraba a la multitud que sí estaba dispuesta a luchar.  A lo lejos, en el horizonte, la silueta del destructor se empezaba a vislumbrar.
-¡Hombres! ¡Mujeres! Somos los que ante la sombra hemos abandonado nuestras graciosas visiones, nuestra cómoda mente controlada desde estas mierdas de anteojos. ¿Pero somos libres? ¡No! ¡No lo somos aún! Desde el este se acerca la sombra hacia nosotros, el caos y la muerte. ¿A que viene? ¡A llevarse nuestras almas! Pero no lo dejaremos, no, no lo haremos. Hemos pasado por tanto hasta llegar aquí. Y no somos ni los primeros ni los últimos que se enfrentan ante aquellos. De un libro, si, un libro, leí y aprendí que antes de nosotros hubo otros que lucharon. Hubo un Prometeo que robó el fuego de los dioses para dárselos a los hombres, y por su acción enfrentó la tortura de que sus vísceras fueran devoradas día y noche por treinta mil años. Hubo un monje que dejo a su cuerpo arder hasta calcinarse por el ideal en que creía, y mantenerse en paz. Hubo un Quijote que se entregó a la locura en busca de un ideal en un mundo que ya no era el mismo. Hubo quienes se lanzaron al espacio para navegar en su oscuro vacío y ver el futuro. Amigos, nosotros creímos ser algunos de ellos por un tiempo, pero ¡despertad! No son más que fantasía encarnada en nuestros deseos. Entonces, ¡despertad! Si queremos ser ellos, levantémonos, soñemos cada uno, sólo, aquí, y caminemos sin darnos cuenta quien va al lado, pero son la seguridad que alguien está. Señores, ¡este es el Sepulcro de Don Quijote! Allí donde jamás murió, si, ¡su ideal! ¡Podemos revivir un nuevo ideal! Amigos en la Iluminación, éste es el Sangha, somos la multitud, y allá, ¡allá esta nuestro premio, la muerte y el Nirvana! Veo el futuro, este será un día rojo, la sombra no caerá, nunca más, en nuestros corazones. Llegó la hora de destruir a los Señores de la Oscuridad. ¡La humanidad va a sobrevivir!

 Miles dejaban caer unos anteojos de color ámbar al suelo, cemento.
 Y hubo un sonoro, y terrible, grito de aprobación, de muerte, y de vida.

junio 15, 2011

Bosque

Bosque, bosque, oscuro bosque de nocturnas pesadillas. ¿Esta volviendo al bosque? Las bestias de la noche se alteran, ella es una extraña ¿quién osa correr por el bosque, a estas horas? Es profunda noche, tan nocturna que los cuervos desaparecen, su graznido desaparece. Aquella joven es Casandra, que se interna en los bosques irreales de un mundo distante.
 Lejos, muy lejos de las brillantes lunas, en la tierra oculta por las ramas de los árboles, esperaba un ser distinto a otros. Si bien era otro humano más con sus lentes ámbar de ilusión cósmica e irreal, la luz doblada en una fantástica ilusión digital. Él espera en medio del bosque ¿a quién? Él es un brujo, en sus sueños, el más poderoso, el más antiguo. Pero ahora es pequeño y viejo, demasiado viejo. Hizo el pacto con el demonio, y sí, esta loco, y así siempre lo quiso.
 Casandra que corría entre los árboles y miraba la luna oculta entre miles de verdes-oscuras murallas, en ramas, la silueta del brujo la vio. Se dio vuelta, y en aquel descampado surrealista, aún ella que no tenía los lentes, aquella visión, el mundo y ese encuentro eran extraños.

Hola
Yo te esperaba
¿Eres el último brujo?
Aquel hombre silencioso acostado en el suelo, nimio y pequeño, el loco bajo las estrellas
Sí, lo soy, ¿qué quieres de mí?
Dígame, cómo detener la destrucción
Con la locura, amor
¡Pero es ella quién nos viene a cazar!
Y ella será quien los libere
¿Pero que hacer, cómo?
Soy la realidad, os vengo a buscar
Señor, ¿qué debo hacer?
De sus manos, en un giro invisible, un arco de blanca madera con flechas de plata apareció
Siempre nos han dicho que hacer
Esta vez tú decidirás
Y destruiré a Cthulhu
Y la fantasía reinará en el campo de batalla, con esperanza una vez más
Sólo dispararé, dejaré que viva mi ser en cada gota de subjetividad
Deja que tu alma cobre vida, deja que muera la ideología
Para así revivirla cada nuevo día
Soy la fantasía, he venido a…
Soy la educación de una sociedad, he venido a ayudarlos
Soy una sonrisa, y aquí estoy; encarando a la muerte una vez más.
 Casandra abandona el bosque de la noche de los cuervos, del brujo y de esta vida. Y con el arco, lo intentará una vez más.

junio 11, 2011

La Secta

 El mundo está reunido, todos observan a La Secta reunirse en el centro de la Plaza Mayor. Son un grupo misterioso y oscuro, detrás de sus capuchas sus gafas color ámbar, aquellos ilusos e ilusionistas anteojos, que guardan las visiones de todos, los perdidos, de la gente que hace tiempo se sumió en el sueño de ser quienes más temen ser, otros. Las fantasías y sus leyendas, los mitos de nuestra sociedad, encarnados. Se supone que nadie sabe, que nadie entiende. Salvo el empresario que las inventó, pero el ya tiene una y ha olvidado quien es. Se supone que nadie lo sabe, excepto La Secta, mas a ellos les gusta. Y tantos años después, La Secta ha reunido a la ciudad alrededor de la plaza, todos medios dormidos, por primera vez en mucho tiempo, ven lo mismo. Es que todos, en lo más profundo, querían ver algo común. Y, no sería Dios lo que verían.

junio 04, 2011

Complejo de Casandra


 Las calles en este tiempo son algo vacías. Personajes recorren las veredas con estrépito, se apuran para resolver sus historias. Están vacías de gente, pero repletas de los personajes de sus sueños. Casandra, la de las desgracias, es de las pocas cuerdas, “hola, Sancho,  ¿ha visto al Quijote hoy?”, “ohh, un brujo, no muchas gracias, existen falsos poderes que me niego a explorar”, “no, Jesús, no queremos milagros el día de hoy”. Ella no llevaba los extraños circuitos verdes en sus cabellos, ni en ninguna parte. Un día una lluvia digital les había dejado así, y nunca más se recuperaron. Camina, Casandra, deja que tus cabellos trigueños cedan al viento y no escuches lo que te dicen. Sólo tus amigos caballeros merecen tu atención, aquellos que te salvaron, tu compañía, tu orden. Todos con sus vestidos de camisas y pantalones azules con extraños patrones lineados, circulares y rectos. Bienvenidos al mundo donde la cordura desapareció, donde tu personaje es tu vida, tu persona se esfumó en las calles vacías. Este es el mundo después de la lluvia. La Sociedad de la Información.

 Ellos caminan a buscar un objeto, cualquier empresa era difícil en estos tiempos, en realidad…

-¡Rápido, rápido! Se hace de noche –dijo Casandra
-Ya, ya lo sabemos –dijo uno.
-Si, pero si nos apuramos, algunos pueden aparecer.
-¿Qué? ¿Les tienes miedo a los vampiros de Crepúsculo? –rió uno.
-No, a otros…
 Un Freud pasaba por ahí.
-Caminen, ¡rápido!
  
 En la sociedad de la información no eres nadie. No te preocupes, que sin saber quien eres no tienes lugar a dónde ir, por más rápido que vallas.
 
 El lugar era un antiguo edificio de grandes puertas, carcomido por los años y la lluvia ácida. No había personas ni personajes ahí, el mundo digital huía de su mística aura, porque de ahí manaba algo a lo que todos temían. La verdad. Alguna verdad, parcialmente cierta, al menos.

-¿Qué lugar es este?- preguntó uno.
-Es una biblioteca.

 Entraron, las puertas se abrieron para hacer que el polvo volara una vez más, después de años sin tocar el aire. Era una biblioteca pequeña, aunque la mayoría del grupo siquiera sabían como era una. En las ventanas del fondo, luego de varias estanterías, la luna roja perpetua brillaba y algo de luz rojiza les regalaba. Casandra caminó sabiendo hacia donde se dirigía. Intuía que no tenían mucho tiempo antes de que la desgracia los alcanzara. Luego de que empresas STAR ONE quebrara tiempo atrás, la ciudad no era más que caos y desorden. Más de lo que siempre fue.
 
 Pasillo 3, 4, dobla en la esquina. Abajo. El Señor de los Anillos, Yo Robot, Mitos de Medio Oriente, Edgar Allan Poe. Hasta que encontró lo que buscaba.

-Señorita Casandra, ¿qué es eso?
-Un libro, Jean.
-¿Un libro? No los conocía, ¿Y cómo se llama?
-No tiene nombre
-¿De que trata?
-De nosotros, las leyendas
Las sirenas suenan en el aire.
-¿Sirenas? ¿Alarmas? ¿Qué son?
-Los bomberos-dijo Casandra.
-¿Para apagar qué?
-No para apagar, exactamente, ¡debemos irnos! ¡Ya!
  
 Y así corrieron a través de las estanterías, sin detenerse a pedir el libro a nadie que allí se encontrara. Atravesaron el pasillo principal, las grandes puertas. A la vuelta de la esquina, se veían las luces de las balizas, y venían los camiones rojos con su ruido ardiente. Ellos se pararon en la vereda de enfrente. El resto de transeúntes, absorbidos en sus anteojos ámbar, veían, no escuchaban, ni menos les hubiera importado. Estaban ocultos en las sombras indiferentes, y el espectáculo daría comienzo pronto.

 Llegaron los carros, y los bomberos salieron tan rápido como si todo fuera una real emergencia. ¡No arde, aún no arde! Pero lo hará. Y sacaron sus lanzallamas, de sus manos, el fuego salió demoniaco y opresor. La gran puerta pronto comenzó a arder. Adentro los verdaderos personajes se retorcían ficticios, aún así su dolor era más real que el de aquellos poseídos por la ficción de cristalino ámbar. Las llamas devoraban la madera y la obligaban a crujir. De a poco, el edificio se rindió, con todo su contenido, a su ira y su poder. Todas las letras reverenciaban al fuego. Ahora todos los lectores enmudecieron. Casandra y sus acompañantes, presenciaban el juego de las llamas alrededor de las últimas brazas. Y tenían el último libro, todo un sobreviviente durante siglos.


-¿Qué es lo que dice?
-Como salvarnos de este mundo.

 Los bomberos seguían alrededor, presenciando las llamas consumir, devoraban en saciedad por cada gota ardiente. Hasta la última ceniza. Y sólo quedó el carbón de lo que antes fue una biblioteca. Aunque continuó tan vacía como siempre.

 Casandra abrió el libro. Había en él dibujos, personajes inmemoriales.


-¿Quiénes son esos?
-Lo que ahora nosotros somos.
-¿Y de qué nos ayudará?
-Miren –y les mostró una figura, una bestia de millones de tentáculos sin ángulos, rodeando, negros, oscuros, y malolientes.
-¿Qué es eso?
-Mi sueño, nuestra perdición. Viene hacia nosotros.
-¿¡Qué!? ¿Y cómo detenerlo?
-Espero que alguno de estos sepa cómo… -Y Casandra se dispuso a recorrer las hojas. Caminaron hacia su guarida. Mientras, anochecía sobre las cenizas de este nuevo mundo.

En alguna cama, Casandra se quedó dormida. La última página abierta mostraba el brujo de un bosque encerrado, más viejo que las letras de la promesa de un nuevo mundo.