febrero 07, 2014

Silmaril

 Aún se mantenía en el aire el eco, el rumor de las olas que enfurecidas devoraron el bosque aledaño al mar. El olor a sal inundaba cada hoja, cada grano de tierra muerta. Pero yo vi a lo lejos, la joya resplandecer entre los restos mortales de una villa cercana. Mi nombre es Tulce, hija lejana de la familia de los Noldor. He recuperado lo que por derecho nos pertenece. No temo a la furia de días antiguos, ya que estoy cumpliendo nuestro juramento. Lo cual nos lleva irremediablemente al final de todas las cosas.

 Soy la hechicera de los bosques; por donde piso, la tierra se ilumina y las flores brotan. Pero hay un oscuro pasado que ha sido creado durante milenios. No me acobardan las fatigas, porque soy descendiente de Fëanor, el malhadado.
  
 Ahora junto entre mis manos el Silmaril, que traspasa mi carne como llama súbita, como fuego fatuo, y quema mis entrañas como si radiara ira infinita por la sangre hermana derramada, por las maldiciones conjuradas. Debo proteger esta joya contra todo quien ose llegar a mí. Ni la ira de Ossë, ni los brujos alimentados por males peores que los de Morgoth me amedrentan.

  Continúo mi oscuro hado hacia la perdición. Magia arcana, ayúdame. Señores de Valinor, protéjanme.

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