X quiere vivir
perdido, atontado y feliz. X no se arrepiente de nada, pero las lágrimas caen
de igual forma, porque no existe elemento en este mundo que haga los sueños
cumplirse de manera automática. Queda tanto adelante, y nada visible. X quiere
vivir, y más que nunca no sufrir. X puede perderse, X puede caer, X puede
enojarse. Pero ya no quiere nada más. X quiere dormir. X necesita algo para
vivir, que no puede explicar con palabras. Así, se marcó su nombre en la cara,
como una gran equivocación. X quiere seguir viviendo.
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