junio 19, 2011

Aniquilación

 La guerra es abajo, como en el cielo claro se refleja la sangre derramada, la locura desatada. Hace tiempo la humanidad desató las historias de toda su vida, para ocultar la existencia, y perderse antes que enfrentarse. Ahora el complejo de Casandra es la triste premonición de la Bestia que se acerca, la más oscura de todas las soñadas. Viene acompañada de los muertos sometidos a su voluntad, dispuestos a esclavizarnos, otro una vez más. Y Casandra, desde un alto edificio de hormigón espera a Cthulhu, abajo sus caballeros y el resto de la humanidad resiste.
 El planeta muere en cada respiro, la pestilencia se acerca.
 ¿Podemos cambiar el futuro? ¿Podemos cambiar lo que hemos hecho?
 Los muertos despedazan, atacan, ¡pero ellos siguen en pie! Son cadáveres en movimiento de humanos que no hicieron mucho en sus vidas, Generaciones y generaciones muriendo, Pero se levantan las manos que una vez estuvieron atadas, sus ojos están libres, presencian su verdad una vez más sin tiene miedo. Los caballeros de Casandra blanden sus líquidas espadas, los demás con lo que tuvieran en sus manos. Ya no eran vaqueros del Lejano Oeste, ni generales Nazis en la guerra, eran los reales combatientes, una vez más y para siempre. Y la muerte los reclamaba. Resistir, y resistir…
 Pero, pero, ¡ahí viene! El cielo se tapa con su aliento antiguo, las nubes apestan a su olor. La humanidad debe sobrevivir. Su porte es el de diez mil rascacielos, sus alas y sus tentáculos se expanden y arrasan, devoran, vomitan, esclavizan. Reducen tu cordura a su más mínima expresión. Aniquila la ciudad. Y nadie, nada más queda. En su camino empero, está Casandra. Diez docenas y mil millones han muerto. Se acerca. Y ella prepara su arco. Cthulhu es soñar ocultar en la niebla de los tiempos destruidos por las memorias y las leyendas desatadas esconder se nos volvimos lo llamamos y viene por nosotros. Mi sangre, tu sangre devorar, ¡Aniquilarnos!
-Pero, pensamos más. Y no nos rendimos. Hasta la locura puede pasar –pensó Casandra. Su vestido se agitaba con el viento de los diez mil demonios. Sus tentáculos se acercan. Hay una ciudad en ruinas ardiendo. Su boca a otra dimensión se está abriendo, Y Casandra apunta su flecha.
-Pero nosotros no nos rendimos. Elegimos, quedarnos…
 Viene hacia ella
 Y ya, ella no está presente. Ya no sufría ni de amor ni de pena. Tampoco hay felicidad. Se ha liberado de todo horror, encarando a la muerte y a la locura. Como los cinco años que ha estado en eso.
 La gran y terrible última fantasía se precipita sobre ella. El ser multidimensional cae con su enorme peso, como si la las almas devoradas lo hicieran pesar más. Y Casandra no duda, no duda, no duda…
 Por años hemos estado atrapados, mil veces ¡desde que nacimos! ¡Y no dudaré, no dudaré!
 Cthulhu ataca, su último canto de muerte. Pero ella dispara, y la flecha existe en el aire, resiste, destruye y carcome a la pesadilla. Y la atraviesa hacia la luz sola y se derrumba en un estallido de mil noches.
- Y aquí estoy, encarando a la muerte una vez más. Pero esto es un nuevo paso. Nada más.
 Y la explosión destruye toda la ciudad. Casandra cumplió su fantasía en su sueño, y así despertó. Para nunca más volver a hacerlo. La Muerte se ríe en las sombras.
  Muchos murieron, y la razón trató de triunfar en un mar de razones desatadas sobre nuestra naturaleza de seres humanos, simples humanos, y nada más. No muchos quedaron, pero era suficiente para alimentar los hornos del infierno una vez más. Y los humanos que quedaban se veían más fuertes. Seguramente jamás volverían aquí y el infierno se apagará por fin. Cthulhu ha desaparecido. Los muertos ya se han ido. Sólo los vivos quedan.
 Después de descansar, los vivos se dispusieron a trabajar, las ruinas recrean.

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