marzo 20, 2012

La Raíz de todo Mal

Ojos vacíos, turbias aguas, oscuros frutos. Techo de hojas, pilares de madera, suelo de tierra. El bosque lluvioso vibra con mi presencia. Sabe del brujo que ha entrado a develar sus secretos. Conozco el veneno de cada flor, los nutrientes de cada fruto. Capturo los ngen del aire, del viento etéreo, de la tierra dura y la roca viva. Las raíces se acercan para alimentarse de mí, porque soy yo la Raíz de todo Mal, y planto la semilla del caos allí donde vaya. Terminados los rituales, muevo mi chaleco de piel humana y vuelvo a la civilización, y sus ruidos contaminados de presunción.
 De los venenos implantados en la gente obtengo mis ganancias. De haber sabido que los hombres son tan ambiciosos, tal vez no hubiera nacido. Si hubiese tenido en mente que la maldad se cuela tan fácil en los delirios de venganza, no hubiera sido el mejor sicario. Asesino en la lejanía, mientras mi semilla destruye tu vida a través de las venas sangrientas, torciendo tu cordura. Es demasiado tarde para mí, ahora nada me da más alegría que tus gritos rebosantes de pánico, suplicantes…
 El aire cargado de violencia se arremolina entre mis ropas, enloquece mis sentidos. Hay que trabajar y ganarse el pan. ¿Iré por el camino correcto, o estaré demasiado drogado?

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