septiembre 08, 2010

Cazadores

Terminó la obra. Los músicos descansan para que el compositor sólo se siente esperando a sus verdugos. Son sentimientos que vienen a buscarlo y no se irán sin su presa. El público se retira y los instrumentos quedan sobre las tablillas, los programas tirados en el suelo de terciopelo de ingratos espectadores. Los cazadores han llegado vestidos de sotana, y desde la puerta, sus sentimientos lo han hallado. Sólo, el compositor llora rendido, se rinde al juicio. La Inquisición se lo lleva luego de la melodía del diablo, su melodía.

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