septiembre 21, 2009

Alcohol

-Es muy sencillo lo que te voy a enseñar.
Así comenzó una vez su padre. Intentaba enseñarle a jugar futbol, pero el hijo observó cómo se balanceaba por el alcohol que diluía su sangre.
-¿Ves? Tomas la pelota y…
La pelota no lo obedecía, su padre era un mundo entero que giraba entorno a un eje imaginario, el resto, su madre y él mismo, eran unos satélites, que sólo proyectaban noche después de sus alcohólicas tardes.
-¿Entiendes?
Él no tenía, la culpa, ninguno tenía culpa. Triste inmaduro. ¿Podría perdonarlo?
El padre siguió alcoholizado los años que siguieron. El hijo escapó a otros mundos, llevándose todo lo que más amaba. Y el mundo de su padre ardió, volcanes de metanol quemaron su interior; la cerveza supo más agria desde entonces.

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